martes, febrero 15, 2011

Debo de ser imbécil

Partamos de un axioma: el cine se hace con el objetivo de que cuanta más gente lo vea, mejor, igual que un libro se escribe para que cuanta más gente lo lea, mejor. La persona que hace cine con el objetivo estratégico de que sólo lo vean unos pocos, no está haciendo cine; se está haciendo pajas.

A la luz de esa premisa, en España hemos llegado, en lo que a cine se refiere, a eso que se llama el peor escenario posible, y es éste: las gentes del cine consideran que lo mejor de lo mejor de lo que hacen son películas que no aguantan ni tres días en los cartelones de la Gran Vía de Madrid u otras avenidas cinéfilas. Dudo mucho que las gentes del cine inteligentes (¿oxímoron?) se hayan solazado con el resultado de los premios Oscaroide (se llaman Goya, pero es que es el nombre más estúpido el mundo; es como darle un premio a un escultor, y llamarlo premio Amadeus) del pasado domingo. El resultado de los Goya es la demostración palpable de que en España hay imbéciles. Porque o son imbéciles las gentes del cine, considerando que son obras maestras películas que la gente cree que son una mierda; o es imbécil la gente, considerando que son una mierda películas que son obras maestras. No hay término medio.

Cierto es que genios incomprendidos los ha habido siempre. A Claude Debussy le dedicaron en París una pitada tan acojonante en el estreno de su Preludio a la siesta de un fauno (hay que reconocer que Don Claudio no lo puso nada fácil con un título tan flácido) que apenas pudo soportarla; de hecho, todo el mundo al día siguiente consideraba su carrera acabada. Pero los genios incomprendidos lo han sido siempre por estar en vanguardia, es decir por estar presagiando cambios estéticos que, una vez consolidados, se han tomado por clásicos, como es el caso del impresionismo.

No es éste, me parece a mí, el caso del cine español. El cine español del 2011 se diferencia del cine español de hace 30 años en una sola cosa: el vocabulario de los actores, pues nunca me cansaré de recordar que, sobre todo en el cine histórico, hay que procurar trabajarse el lenguaje de la gente, porque el lenguaje cambia. Salvo, como ya digo, por ese pequeño detalle de que los personajes de la pantalla hispana de hace tres décadas no dicen cosas como friqui o viral, el cine español sigue siendo igual hoy que entonces. Más que anunciar una vanguardia, lo que anuncia es todo lo contrario, es decir eso que se ha llamado siempre academicismo: seguir haciendo las cosas según un esquema prefijado, poco valiente, conservador en esencia. Hasta un tipo en el fondo tan creativo como Santiago Segura se apunta al cuento: inventa un esquema y lo repite en segundas, terceras, cuartas partes, y lo que haga falta.

Si escribo estas notas es porque esta raigambre conservadora del cine español se refleja en un hecho íntimamente relacionado con la Historia, que es la elección de la guerra civil y la posguerra como tema fílmico de primer nivel. El western español es filmar la guerra civil (lamentablemente, sin hermanos Coen). Me dicen que la superganadora, a la par que clandestina, Pan Negro, va de la posguerra. En teoría, pues, debería verla, porque a mí me va esa burra. No obstante, no lo voy a hacer, porque estoy bastante cansado de cabrearme delante de la pantalla al encontrarme guión tras guión sobre la época escrito a base de subrayar los primeros párrafos de las lecciones de los libros de Historia de cuarto de la ESO, como ya he tenido la ocasión de comentar recientemente.

Contra lo que pueda parecer o puedan opinar muchos, y es opinión respetable, que el cine tenga un sesgo ideológico no es algo que deba sorprendernos ni cabrearnos. Muchos cinéfilos admiramos montones de pelis del cine bélico de Hollywood, a pesar de que son películas intensamente ideologizadas, en las que se generaliza de una forma bastante dolorosa sobre los alemanes; o las de décadas posteriores, que realizan esa labor con la población de la Unión Soviética.

Por lo tanto, si un director de cine quiere hacer una película sobre lo dura e injusta que fue la posguerra o la guerra o bla bla, no es criticable por ello. Lo que sí es criticable es que le retuerza el brazo a los hechos hasta hacerles confesar que fueron lo que no fueron. Y ésta es una mercancía tan común en los guiones de hoy en día que ha hecho que la perspectiva de sentarse a verlos filmados genere una automática sensación de pérdida de tiempo. De alguna forma, esto ocurre porque muchos creadores hoy en día, véase La República como buen ejemplo de ello, no quieren glosar la Historia; quieren cambiarla. Contarla como no fue, situando los hechos cuando no ocurrieron, o como no ocurrieron, para que así parezcan otra cosa.

Todas estas cosas, reescribir la Historia, estereotipar personajes para intentar convencer al público de que la gente es como no es, colocar al frente de las prioridades mentales del país problemas que no lo están, son engañifas. Y el ser humano se distingue de otros animales en su capacidad de percibir que está siendo engañado. Es obvio que cuando un chimpancé es compelido a meterse en una jaula donde le espera un racimo de bananas es incapaz de comprender que lo meten ahí para llevarlo a Wisconsin y hacer experimentos con él; pero un chimpancé luxury como el ser humano, cuando en una pantalla le ponen gentes cuya vida gira en torno a problemas que a él le parecen gilipolleces (véase Historias del Kronen; un grupo de retrasados mentales tratando de convencer a los jóvenes españoles de que son tan retrasados como ellos), sí se da cuenta de que le están metiendo en una jaula, que las bananas saben a mierda y que lo que tiene que hacer es salir de allí. Y no volver.

Si encima todo eso se lo cuentan a los ritmos habituales del cine español, que dan para una buena siesta entre polvo y polvo (de los actores; tengo la teoría de que el sexo en el cine español cumple la función de provocar el codazo del vecino atento y así garantizarse algunos minutos de atención), pues peor que peor.

De todas formas, lo verdaderamente importante, tras los Oscaroides, es la pregunta que planteaba antes: ¿quién de los dos: el público o los creadores, es imbécil? Porque uno de los dos lo es con seguridad.

El cine español camina por una vía muy mala. En algún lugar he leído en internet que el director de la película triunfadora no tiene ni que preocuparse por la piratería; en España no hay ni un mantero que haya vendido una copia de su peli, que, además, ni siquiera está en los espacios habituales de internet para bajarse cosas. Y lo preocupante, además, es que ni siquiera es un movimiento particular. A los premios Nobel de Literatura hace muchos años que les pasa lo mismo. Lo que pasa que el Nobel no le rinde el tributo al éxito de público que debería rendirle al cine. A menos, claro está, que aceptemos que hacer cine para que la gente no lo vea no es cosa de autistas, pajilleros compulsivos, o gentes con sicopatías sociales graves.

A mi modo de ver, el poso freático de todo este problema es la ignorancia. Si todavía fuese posible encontrar en el mundo una tribu básicamente aislada de los avances del ser humano y un día fueras allí y les instalases una televisión y un video, y por todo acervo fílmico les dejases la edición completa de Tómbola o Sálvame, es más que probable que los indígenas acabasen considerando, como algunas marujas de extrarradio, que Belén Esteban es el summun de la cultura humana. Conforme los otrora salvajes fuesen conociendo cositas, aprendiendo a hacer fuego, luego la rueda, luego la física cuántica, luego el verso endecasílabo y tal, se irían dando cuenta de que Belén Esteban no tiene ni puta idea de la fórmula de Shannon ni usa la retórica shakesperiana, y se irían dando cuenta de que los videos son un tostón. En consecuencia, su colonizador, si por cualquier razón les quisiera mantener pendientes de los gorgoritos de los famosetes, tomaría como primera medida la quema de las escuelas.

Tengo la teoría de que el sustento de un cine tan malo como el español es, pues, la ignorancia. Sólo así se entiende que tantas veces, y de forma tan sistemática, se pueda vender mercancía averiada sobre nuestro pasado, e incluso sobre nuestro presente, y además se sobreviva. Pero, claro, Juan, es que tú estás partiendo de la base de que el cine español sobrevive, y eso es mucho partir pues, al fin y al cabo, se trata de un sector industrial subvencionado, como el carbón. Y, como el carbón, si perdiese la subvención, desaparecería, al menos como hoy lo conocemos.

La dicotomía de este finde es: o los Goya y su Pan Negro, o Ricky Gervais y su Cemetery Junction. La decisión está tomada. Y, como digo, alguien, tal vez yo, tal vez los creadores del cine español, debería reflexionar sobre el hecho de que yo tenga unas expectativas racionales de sentirme más identificado con la peripecia de unos jóvenes de clase baja de Reading, UK en los años setenta, que con una historia ocurrida en mi país y (más o menos) en mi tiempo.

Puede, como digo, que yo sea un imbécil.

26 comentarios:

  1. CorsrioHierro1:09 p.m.

    Todas estas cosas, reescribir la Historia, estereotipar personajes para intentar convencer al público de que la gente es como no es, colocar al frente de las prioridades mentales del país problemas que no lo están, son engañifas.

    Sin embargo es lo que continuamente se hace: la invención de la tradición, la invención de las naciones en los s XIX y XX.

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  2. Piensa que el mundo del cine no deja de ser un lobby como otro cualquiera. Han convencido al poder politico de que si se ponen de unas le van a hacer unos cortos atacandolo que se va a cagar y puede (mas dudoso) de que hasta le hayan convencido de que Espana se acabaria si ellos dejasen de hacer peliculas. A veces pienso que han llegado a creerse tanto sus historias que por las noches suenan con malvados internautas avidos por descargarse sus peliculas gratis.

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  3. Anónimo4:24 p.m.

    Pienso que una de las claves se encuentra en tu último párrafo: se trata de un sector cultural subvencionado. No tiene que espabilar para ganarse las lentejas, sólo cumplir los criterios de la comisión ministerial. Así, puede permitirse el lujo de 'pasar' del público pues su pervivencia viene de otro lado.

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  4. consejero delegado de Yelmo, en El País:

    "Internet no solucionará la falta de interés de los espectadores por el cine español, la única manera de conectar con el público es haciendo mejores películas"

    Cómo se nota quien vive de la subvención y quien se gana el pan trabajando.

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  5. He aquí un pequeño experimento que dejó bastante en evidencia a estos peliculeros:

    http://sinasterisco.imgur.com/acerca_del_folleto#

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  6. Anónimo12:00 p.m.

    Yo creo que antes de hablar deberías ver pa negre. Digo yo.

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  7. Anónimo12:04 p.m.

    creo que deberías ver pa negre

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  8. Anónimo12:12 p.m.

    Ante la lectura que se está haciendo de "Pa Negre" (escribo Pa Negre dela misma manera que escribiría Buried si me refiriese a ella, sigo sin saber que opción es al buena) cabe plantearse dos lecturas:

    La primera es la reflexión que se hace en este post. No tengo nada que discutir. Si Pa Negre es una película aburrida para la mayor parte del público y no ha gustado no hay nada más qué decir.

    La segunda es plantearse si el problema en este caso no es una industria con una distribución pésima. No podemos olvidar que la película está rodada en catalán y no es que no es sólo que no se pueda descargar en catalán, es que tampoco se ha podido ver en casi ningún cine fuera de Cataluña (por lo que tengo entendido, en Madrid sólo se podía ver en una sola sala y con una calidad de sonido pésima).

    En ese caso, el problema no sería del director y los actores. Y tampoco sería, evidentemente del público (mas allá de posibles alergias lingüísticas en un país en el que se está acostumbrado a ver todo doblado ante una película que no se distribuía doblada -fenómeno no contrastable debido, precisamente a la mala distribución de la película-).
    El problema sería de una industria que no sabe cuidar bien sus productos, promocionarlos y dar al espectador acceso al producto bueno.

    Tengo entendido que la película (a pesar de la distribución que ha tenido) ha recaudado una décima parte de lo que recaudó la de Hipatia. Se podría discutir si eso es un fracaso (¿Se comentó el estreno de Pa Negre en los publireportajes en los que se han convertido los telediarios?)

    Sinceramente, creo que la única manera de discernir cual de las dos opciones es la que ah pasado es ver la película. Está basada en dos novelas de Emili Teixidor (un escritor de Cataluña bastante bien considerado por lectores y crítica)y el enfoque creo que dista de eser el que se le suele dar a los guiones de películas de la guerra civil (de hecho, la historia es más bien sobre el paso de la niñez a la adolescencia del protagonista (eso sí, en un entorno tan duro como la postguerra en un entorno rural). No se ,ucho de historia y no sé si se cometen eroores históricos. Tampoco sé si mi criterio a la hora de ver películas es muy gafapasta o si me influyó si yo había leído uno de los dos libros antes de ver la película. Pero a mi me gustó.

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  9. Bueno, es posible que debiera ver la peli. Pero más bien ésa me parece una demanda en el caso de que yo estuviese escribiendo sobre esa peli, cosa que al menos no he pretendido. Lo que he pretendido decir, por aclarar, son dos cosas:

    Una,trate la peli sobre la posguerra o sobre los quesos de oveja, es obvio que no ha sido un éxito de público. Lo que yo digo es que cuando unos académicos consideran que lo mejor que produce su cultura en un año son productos que no tienen público, o van mal ellos o va mal el público.

    Otra, ya he perdido la ilusión y la esperanza por ver una película o serie española con toda la ideología que se quiera, pero mínimamente respetuosa con la historia.

    Imaginad un thriller español basado en las matemáticas. Un asesinato complejo cuya resolución depende de la resolución de un problema matemático. Al final de la peli, el prota descubre al asesino tras encontrar una solución a la ecuación basada en que el logaritmo neperiano de 2 es 456.784.872.123,87. ¿Soportaríamos que el guionista nos dijese: «ya sé que el log de 1 no es ése, pero qué quieres, así la historia me queda maja»?

    Póngase Historia donde he dicho matemáticas, y tendréis buena parte de la producción histórica fílmica en España.

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  10. Que me he liado. Quería decir Log de 2, claro.

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  11. ¿Log como logaritmo decimal? :p

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  12. Anónimo8:25 p.m.

    No ha tenido éxito porque está hecha en catalán. No tiene nada que ver con tu argumento, en el que básicamente es: NO HA TENIDO ÉXITO DE PUBLICO.

    Antes de los Goya solo podía verse en una sala de cine en Madrid, y no por su escaso "éxito", como dices. En serio, mira Pa negre.

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  13. Mis noticias, Anónimo, es que el Vilanova i la Geltrú no hay lo que se dice codazos para entrar a verla...

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  14. Anónimo11:40 p.m.

    No lo entiendes. Nunca una película en catalán ha tenido éxito. La gente no tiene la costumbre de ver películas en catalán, y no por su calidad. Desde luego vaya argumentos me estas dando para saber tanto de historia...
    Pa negre es una obra maestra, y como muchas obras maestras chinas o japonesas, aquí no no hay costumbre por verlas. La diferencia es que con las pelis asiáticas es que Pa negre esta echa en España, y por su calidad se ha tenido que llevar los premios.
    Además, las películas mas vistas suelen ser "malas", de esas de consumo rápido. Debemos premiarlas? Yo creo que el premio para éstas es el dinero recaudado, que ya es bastante, y los Oscar y los Goya que queden para la calidad.

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  15. Anónimo comunicante, como tú dices, en efecto, no lo entiendo.

    Una obra de arte,cualquier obra de arte, es, en mi opinión, un acto de comunicación. Distinto del mero acto de comunicación que es, por ejemplo, este mensaje. Pero comunicación al fin y al cabo. Y la comunicación, de nuevo según mi modo de ver, se mide por la eficiencia.

    A mí me cuesta entender que se premie una obra de arte cuya comunicación alcanza a una minoría que la considera «obra maestra». A mí eso me parece, con todos los respetos, un acto de comunicación ineficiente.

    ¿En la Historia ha habido actos de comunicación ineficiente, vanguardista, que han terminado por ser aceptados por la mayoría? Desde luego: Debussy, Brancusi, Joyce... Pero es que, en el caso del cine español, eso no es así, a menos que Pan Negro nos cambie la historia (que para mí que va a ser que no). ¿La prueba? Pues la prueba son las elevadas ventas del DVD de, un suponer, El espíritu de la colmena. Que lleva décadas siendo una obra maestra sin que otros distintos de la minoría se hayan enterado.

    Si dos siglos después de muerto el Greco las gentes siguiesen abominando de sus pinturas, hoy el Greco sería una entrada menor en las historias del arte.

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  16. Anónimo9:55 a.m.

    Las ventas de Dvd son también muy bajas en el caso de una película británica como "El tercer hombre", otra obra maestra. Probablemente en España casi nadie la conoce, excepto los amantes del cine clásico, de la misma forma que al Greco lo conocen los amantes del arte. Más del 80% de los Españoles (Quizás más) no sabrían nombrarte una sola obra del Greco, pero es uno de los grandes no?. En general, la población no sabría el nombre de demasiadas obras maestras de ningún arte salvo las famosísimas, tipo Guernica. "El espíritu de la colmena" y muchas otras las conocerán quienes conocen un poco el cine español.

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  17. He estado pensando y creo que el cine norteamericano que es el que resulta más comercial de todos también ha utilizado mucho lo que el cine español hace con la república, la guerra civil y la postguerra. ¿O cuántos de nosotros no hemos crecido pensando en lo malos que eran los indios y lo buenos que eran los colonos norteamericanos?. Las manifestaciones culturales de cada país dependen más de la subjetividad del artista que de la racionalidad del conocimiento ¿Es el cine arte o una fuente de conocimiento sobre la que se nutre la rama de la Historia?.

    También es verdad que la política no es arte propiamente hablando. Pero teniendo en cuenta que los artistas tienen una vinculación más o menos acusada con las ideologías, creo que es la justa medida desde donde tenemos que mirar estas películas, para quienes las quiera ver.

    Supongo que en EEUU no serían pocas las asociaciones de indios que se manifestaran indignadas por la poca credibilidad de las historias que se plasmaban en el cine. Vamos digo yo.

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  18. A ver, Anónimo, que yo no tengo nada con el Greco, no soy su sobrino ni nada que se le parezca. Pero me parece que es innegable que un pintor que genera miles de visitas, por no decir decenas de miles, a las iglesias de Toledo donde están sus pinturas, no se puede decir que sea clandestino. Vamos, que no hay color.

    Por lo que se refiere a El Tercer Hombre, supongo que si has estado en Viena sabrás que algunos de sus escenarios son enseñados por los guías a los turistas. Lo cual tampoco es nuevo; en el barco del Támesis también te señalan el apartamento de A fish called Wanda.

    Me parece a mí que los niveles de éxito social de estos dos ejemplos no son comparables con los alcanzados por los otros ejemplos que aquí estamos manejando.

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  19. Supongo que no es comparable JDJ, porque el pueblo norteamericano es un pueblo bienavenido (aquí mentían sobre los indios a los cuales no consideraban como norteamericanos con lo cual la industria no se ve amenazada) y mucho más numeroso que el español. Y el número a la hora de los beneficios que hicieron crecer la indistria del cine norteamericano es muy significativo. El cine no es solamente arte, sino también negocio. Y todos sabemos que hay familias que son piñas y otras donde cada uno va por su lado. La piña es a EEUU, como lo de cada uno a su bola a España.

    También hay otros factores que influyen como el hecho de que España desarrollara la industria del doblaje como ningún otro país ha hecho. Sin la existencia de esta faceta de la industria, la consumición de cine extranjero hubiera sido bastante menos numerosa, acotada para los que sabían leer (que en aquellos años tú me dirás) y los que sabían hablar otros idiomas. El cine norteamericano no hubiera significado para los españoles lo que hoy significa sin este pequeño detalle.

    Yo creo que la cuestión no es tanto artística, sobre si la creación merece ser premiada por su escasa demanda. Más que nada porque el arte en mayúsculas siempre ha sido disfrutado por unos pocos. El cine es un arte muy en minúsculas, es parte del ocio de una población, no de la inversión de un coleccionista. La cuestión debe ser política, podemos nosotros como pueblo "soberano" oponernos a que dicha industria sea "subencionada"¿¿??. Porque si imaginamos artístas con escaso público, bien pintores, o escritores, que subencionan ellos mismso dicho coste ante las editoriales, no podemos negar que si ellos se lo pagan están en su justo derecho de seguir escribiendo, pintando, etc.

    La cuestión aquí es que estos "artistas" cobran la entrada del cine por adelantado en forma de subvención. ¿Nos negamos o seguimos calladitos como imbéciles?. Aquí es donde nos asemejamos más a ese especie de minusválido cultural que proclamabas en tu post.

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  20. Anónimo1:11 p.m.

    Creo que te equivocas con el argumento en el que una obra maestra depende de su popularidad. Aquí en España siempre se ha tratado mal todo lo bueno. Mientras en Vienna te enseñan los lugares en los que se rodó El tercer hombre, nosotros no sabemos donde está el cuerpo de Cervantes ni el de muchos más. Aquí en España nadie lee a Cervantes salvo los amantes de la literatura, de la misma forma que las grandes películas españolas solo las ven los amantes del cine. No pongo el ejemplo de Cervantes por su Don Quijote, que es muy popular, sino por todo lo demás que ha escrito, de valor literario grandioso y desde luego con muy pocas ventas en las librerías de todo el mundo.
    Pa negre se merece los Goya pese a su poca popularidad, de la misma forma que Tirant lo blanc debería ser reconocido como se merece en todo el mundo. Sin embargo hace muy poco que Tirant lo blanc se tradujo al japonés. Yo creo que la poca divulgación de Pa negre es por estar rodada en Catalán. (No creas que la comparo a Tirant lo blanc, solo es un ejemplo)

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  21. Anónimo1:35 p.m.

    A ver si ahora sale el mensaje que escribí ayer.

    Decía que hace años que en las Facultades de Bellas Artes y Escuelas de Diseño de Moda enseñan que lo abstracto (lo imaginativo, lo fantástico) es siempre superior a lo figurativo. Que el arte sólo debe hablar del propio arte. Que una obra no tiene porqué ser interpretable por cualquiera; basta con que el artista sepa interpretarla. Que una obra ha de tener más de un sentido o interpretación si ha de tener algún valor.

    Tras esta primera fase el arte moderno pasó a la segunda: liberarse del público. Ya no importa que a las exposiciones no vaya nadie, o, peor que nadie, que sólo vayan una docena de críticos o "gente de la cultura" para que todo quede en casa (perro no come carne de perro; o, en palabras de Torrente, hágamonos unas pajillas, pero sin mariconadas).

    Tras esta fase llegó la tercera. Para llamar la atención del público en general, para que vayan a ver algo, y para que compren algo, es preciso montar expectáculos tales como envolver al Reichstag, hacer una exposición de cadáveres o una venta de la mierda del propio artista, envasada y etiquetada.

    El cine español no ha escapado a estas influencias. Yo creo que la mayor parte de las películas españolas responden a este esquema. Son películas que hablan de cine, son abstractas, basta con que el cineasta sepa interpretarlas. Por ello el cine español ya está en la segunda fase, la de liberarse del público. De ahí la necesidad de subvenciones (que son el efecto, no la causa), y de ahí que cualquiera pueda echar a la cara sin sonrojo a los que no somos "gente de la cultura" que una película con mala taquilla y poco público sea una obra maestra comparable a "Lo que el viento se llevó" o a "El Padrino".

    Algunos cinestas, los más espabilados, como Santiago Segura, ya están en la tercera fase. Los demás aún están anclados en pedir que se prohiban las descargas y que haya más subvenciones que-el-arte-está-muy-necesitado.

    Si esto se aplica al cine histórico, pues, eso... Lo abstracto (lo imaginativo, lo fantástico) es siempre superior a lo figurativo, ya no digamos a lo propiamente histórico, lo real.

    Eborense (the one and only)

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  22. Ayerbe3:13 p.m.

    El problema es que es subvencionado, e hipersubvencionado, diría yo. Ségún se ha leído en los últimos días en los periódicos, la Sra. Sinde ha dado subvenciones en los dos primeros meses del año por el total del valor que se consiguió en taquilla con el cine español en todo el año pasado. Imagino que busca ser la más guay por el tema de la ley Sinde y que los cineastas (que no se sabe dónde han adquirido tanto poder), no se le echen encima, pero sería estupendo si alguien es capaz de explicarme por qué se tira el dinero a manos llenas a esta gente que no es capaz de hacer películas que llamen la atención de los espectadores. Yo también debo ser imbécil, o cortito, o algo, vaya.

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  23. Hola, Soy el primer anónimo.

    Tampoco era mi intención hacer una defensa a ultranza de la película (independientemente de que a mí me gustó y de que creo que realmente huye de loe típicos errores de la típica película guerracivilista).

    Mi intención en realidad es utilizar el mismo ejemplo que tú pones (Pa Negre) para indicarte que en este caso no se trata de un problema en que el director sea gilipollas o el público haya sido gilipollas.

    Mi crítica a tu razonamiento es que metes a todo el cine español en un mismo saco (saco que ellos mismos construyen cuando se quejan como colectivo) y pasas a valorarlos a todos por un mismo rasero.

    Este fenómeno se da en gran parte del público que evitará cualquier película española por el solo hecho de serlo.

    Ante la disyuntiva que tú propones yo lo que digo es que hay películas que están ideadas por "gilipollas" y películas en las que (volviendo a utilizar un término que a mi no me parece correcto) el público es el que es gilipollas.

    De la misma manera que Avatar tiene éxito porque como tiene éxito hay que ir a verla (o, para no salir del mercado español, Hipatia de Amenabar), una película española de calidad rodada con el público en mente puede quedarse sin público porque es española y no va nadie a verla. "Y como no va nadie a verla seguro que es una película de mierda y si es una película de mierda entonces para qué hemos de ir a verla".

    Cuando tú utilizas una película que no has visto como ejemplo de un comportamiento del mundo del cine te puede pasar que la película no sea como tú describes y que te desmonte el ejemplo. Porque el "problema" del cine español pasa por considerar el cine español uniforme.

    Independientemente de eso, se debería estudiar caso por caso por qué hay películas que no tienen éxito cuando son buenas (y en esto entrar a valorar qué es una película buena) y porqué tienen éxito bodrios (y también definir qué es un bodrio). De la misma manera que me cuesta entender que ahora cuando pongo el canal donde antes emitían CNN+ en su lugar me encuentre con los pallasos gran hermano 24h.

    Entiendo que este no es un blog de cine (de hecho disfruto muchísimo de los artículos sobre historia que hay publicados) pero me ha llamado la atención una critica tan simplista.

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  24. perdón, en mi comentario anterior no era mi intención usar gilipollas si no imbécil (que es la palabra usada en el artículo (y por eso la usaba). Se me han cruzado las palabras. No era mi intención faltar a nadie.

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  25. José, creo que tu comentario merece alguna apostilla.

    En primer lugar, al menos en mi opinión malinterpretas el espíritu de mi comentario. Si yo hubiese querido comentar Pan Negro, obviamente, la habría visto. Lo que yo he querido comentar es el hecho de que una Academia de Cine considere que lo mejor de su cine son obras de escaso impacto entre el público. Por cierto: este año, y otros. Como te podrás imaginar, el cine español no está entre mis temas preferidos de seguimiento; pero, si no recuerdo mal, creo que el cineasta con mayor éxito de público de la historia reciente del cine español, Almodóvar, ha pasado años poco menos que proscrito de los Goya.

    Mi opinión es que cuando te empeñas y te empeñas (no tú: la Academia) en la posición «yo sí sé, y el que no sepa que se joda», has de tener muy claro que estás defendiendo una vanguardia que algún día dejará de serlo para ser admirada. No me parece el caso del cine español: el cine español tiene esa soberbia del «no necesito al público» (Eborense dixit) porque se financia con subvenciones y, consecuentemente, es verdad que no necesita al público.

    ¿Que meto a todo el cine español en el mismo saco? Pues sí. No lo he ocultado, ni lo oculto. Seré injusto con nuevas creaciones, pero hace ya muchos años que el cine español me hartó. Qué quieres que te diga. Si tu novia es una casquivana y se va con cualquiera, no puedes pasarte la vida dándole segundas oportunidades.

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  26. Estoy completamente de acuerdo en que cuando un director de cine dice que no necesita el público está terriblemente equivocado y debe de hacer unas películas más bien poco interesantes.

    También insisto en que se que tu objetivo no es criticar Pa Negre y de la misma manera mi objetivo no es defenderla.

    Mi comentario es que el auténtico problema es que en el fondo es igual como sea la película o que película sea. Si la gente piensa de la misma manera que tú (y está, evidentemente, en su absoluto derecho de hacerlo) es igual si la película se hace pensando en el público o no. Porque sólo será otra película española más que pasará sin pena ni gloria por los cines que la emitan.

    ¿Se lo han ganado a pulso? Puede que sí. Que cada uno decida. Yo creo que todavía hay quien hace películas españolas que o bien son entretenidas (pagafantas) o bien son puramente comerciales (y por lo tanto están hechas para un público, como aquella de las mentiras y gordas o la de a tres metros sobre el cielo -y que conste que no digo que son buenas, pero son ejemplos que contradicen tu razonamiento-) o bien explican historias con mayor o menor acierto pero sin pajas mentales y con un buen criterio narrativo.

    Pero eso sí, sigo estando completamente de acuerdo contigo en que la industria del cine no se puede permitir no contar con su propio público.

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