jueves, octubre 13, 2011

Sobre Cataluña

Los lectores más fieles de este blog se habrán dado cuenta de que en los comentarios a un post muy reciente se ha producido el embrión de un debate, uno más de los eternos debates entre catalanes y no catalanes. Es, ya lo he dicho, un debate eterno. Leyendo estos mensajes, contestándolos, y entendiendo a base de ver la tele de las críticas que desde Cataluña van llegando, de un tiempo a esta parte, hacia otras comunidades de España, muy especialmente Andalucía, he pensado en escribir unas notas sobre este tema.

Mi balance personal, ya lo digo por delante, es muy de gallego: eso que podemos llamar el problema catalán o la cuestión catalana surge y se emponzoña por culpa de ambas partes. Ambas riberas del río (Ebro) han cometido errores que han servido para llegar a la situación actual; lo cual quiere decir que, de alguna manera, será sólo dando marcha atrás en dichos errores que se podrá lograr esa solución o pacto definitivo de la que hablábamos en el post.

¿Cuáles han sido, entonces, los errores de España o, por decirlo en términos históricos, Castilla?

El primero y más importante es haber pretendido que una fusión fuese, en realidad, una absorción. En el siglo XV, cuando Isabel de Castilla libró su particular batalla por ser reina frente a Juana, a quien la Historia conoce como La Beltraneja, la situación del reino castellano no era como para tirar cohetes. Se trataba de un reino dominado por clanes de nobleza que estaban enfrentados entre sí y que usaban a las candidatas para ello. Mayores niveles de cohesión y estabilidad había logrado Juan de Aragón en su reino, quizá gracias a su condición, más estética que real, de primus inter pares de la nobleza local; aunque el reino carecía de los medios para realizar la política exterior que ambicionaba el rey, y que le había transmitido a su hijo Fernando. El reino de Aragón se encontraba en ese estadio en el cual una nación comercial se da cuenta de que, lejos de ganar mercados, lo que ha de hacer es poseerlos, porque los tiempos de las soluciones a la veneciana ya han pasado. La unión de las coronas de Castilla y Aragón, en tal sentido, fue la unión entre un reino y una de las facciones del otro, en provecho mutuo.

Mediante el matrimonio, Fernando de Aragón se convirtió en el jefe militar del ejército común, embarcado en la misión histórica de la Reconquista. Isabel de Castilla inventó aquello del tanto monta, monta tanto, el yugo, las flechas y toda la pesca; pero la verdad es que ni ella, ni desde luego el entourage que la había hecho reina y que no dejó de gobernar España, estaba dispuesto a hacerlo cumplir. La empresa imperial fue una empresa castellana y fueron Castilla y Portugal los dos jugadores del tablero que se reunieron en la que tal vez puede considerarse la primera conferencia de Yalta de la Historia: la de Tordesillas.

España, entendida como Castilla, siempre ha propugnado su prelación estratégica a la hora de diseñar los designios de los pueblos que se han ido mezclando en la península ibérica. Por eso, cuando desde la gobernación general del país se asevera eso de que España es un cúmulo de nacionalidades, todo eso de la unidad en la diversidad, estas afirmaciones aparecen como poco creíbles; nunca, o casi nunca, se han visto acompañadas por los hechos. Ni siquiera en los tiempos de la sacrosanta y angélica II República, compendio de todas las cosas buenas de la Historia de España para tantos, fue así. El presidente Manuel Azaña, que hizo de Zapatero en aquella ocasión, protagonizó en la persona del coronel Maciá y sus despistados delegados catalanes el mismo tipo de trile burlón que, setenta años después, practicaría otro presidente del gobierno frente a casi los mismos actores políticos.

Hay que hablar claro: si España es un compendio de naciones, entonces a esas naciones ha de otorgárseles el que, en la Edad Moderna, es el principal privilegio de las naciones: la recaudación de impuestos. Donde hay una nación hay un pueblo entendido como tal; donde hay un pueblo entendido como tal hay un proyecto colectivo que es distinto, e incluso distante, de otros que lo puedan rodear geográficamente. Y, consecuentemente, ha de existir la capacidad de financiar dicho proyecto.

Puede ser, también, que España ya no sea un compendio de naciones. Puede ser que a Cataluña, y al País Vasco, le pase un poco lo que al idioma gallego: pudo existir un momento en el que, pese a compartir la raíz latina, fuese un lenguaje plenamente distinguido del castellano, pero hoy en día está tan íntima y profundamente castellanizado que la distancia entre ambos es la mitad de la mitad. Con las mismas, si hubo un tiempo, que lo hubo, en el que el conjunto Aragón-Cataluña-Baleares-Valencia (porque no olvidemos que, en este debate histórico, el concepto Cataluña opera como una sinécdoque) fue un conjunto propio, con moneda propia, con instituciones propias, con dinámica nacional propia, hoy dicho conjunto está tan españolizado que la diferencia es mucho menos apreciable, cuando no negligible. Les guste o no a los catalanes y a los madrileños, cuando los expertos en mercadotecnia dividen España en zonas homogéneas según el comportamiento de los consumidores (la zonificación más conocida es la de Nielsen) suelen crear una extraña "provincia" consistente en las áreas metropolitanas de Madrid y de Barcelona. Porque parecerse, parecerse, lo que se dice parecerse, a lo que se parece un habitante de Sant Boi es a un habitante de Alcobendas. Para ambos, Lloret de Mar y Guadalix de la Sierra son como Marte.

Algo que habitualmente no se infiere de las famosas palabras del presidente del Gobierno, “la nación es un concepto discutido y discutible”, es que abren la puerta de una frase antónima: el concepto de la nación inexistente, o de la nación de naciones, es, en la misma medida, discutible. El problema con España, con Castilla, es que nunca ha hablado claro en este punto. En lugar de hacer suyo un proyecto, uno de los posibles, ha preferido nadar entre aguas permanentemente, consciente de que la rápida debilidad del castellanismo, que se hizo evidente desde el momento en que España comenzó a estrellarse contra el muro flamenco, le hacía, cada vez, más dependiente de la ayuda de aquéllos con los que no quería malquistarse.

A ello hay que unir que, además, desde principios del siglo XVIII España como proyecto es un proyecto francés, identificado con una dinastía francesa que no se cortó de enviar en comisión de servicio a reyes de España que ni siquiera hablaban español. Si Carlos de Habsburgo llenó el poder en España de posibilistas centroeuropeos, la caída de España en el remolino galo petó los pasillos del poder de franceses, jacobinos antes del jacobinismo; porque, dado que la Historia de Francia, en buena parte, se explica mediante la eliminación, cuando no el genocidio, de todos aquéllos que no quisieron unirse al proyecto de La Grandeur o lo pusieron en peligro, todo lo que fue quedando fue ese centralismo a ultranza que acabó teniendo nombre en la Revolución Francesa, pero existía de mucho antes.

El afrancesamiento del proyecto de España partía de la base de que en España se podía hacer con todo como en Francia se había hecho con borgoñones, normandos, hugonotes, cátaros y demás patulea: al que se mueva, pepino por el culo. Así, empiezan a pasar cosas como que los reyes prometan respetos fueristas para conseguir un abrazo y una tregua y a vuelta de correo se caguen y se meen en sus promesas, y todas esas cosas que comienzan a hacer el chiringuito ingobernable.

Para cuando el nacionalismo catalán se estructura en una idea económica, en las bases de Manresa, y reclama el Gran Derecho (recaudar los impuestos), España ya está en el plan de no dar un paso más en ese punto, apenas aceptando el fuerismo como animal acuático, y aceptándolo, tan sólo, por la cantidad de muertos que ha provocado. Para colmo, cuando, en circunstancias muy especiales, una generación de políticos españoles buenistas hasta un punto tal que a su lado Zapatero parece una desalmada abuela encabronada, van y le dan barra libre a los nacionalismos para que se desplieguen, convencidos de que tó er mundo é güeno y que eso de la España crisol de naciones funciona solito, se arrean tal hostia que lo que consiguen es convencer al centralismo de que está en la verdad de las cosas. El miedo creado por la I República es el miedo que tiene Azaña cuando coge el estatuto diseñado por los catalanes en la República (o sea, el de Nuria), y lo deja en la mitad de la mitad del cacho de un trozo.

La actitud sempiterna de España respecto del asunto de Cataluña, puesto que Cataluña ha terminado por ser el gran continuador de las ambiciones del reino de Aragón de ser algo distinto, de concebir España como una joint venture, se ha basado, por lo tanto, en el doble lenguaje y el miedo, combinados por la fuerte presión de un proyecto que es inenarrablemente centralista desde el momento en que caímos en la desgraciada órbita del amigo parisino y tuvimos que tragar con su familia real.

Este sueño, además, ha producido monstruos, el más conocido de los cuales es esa cosa llamada franquismo o, mejor deberíamos decir, falangismo. Esa puta manía de lo español de no hablar claro dejó al fin y a la postre espacio para que quienes hablasen claro fuesen los radicalismos. Así acabó por nacer el radicalismo español, una vez más de patrón francés pues los Maeztu y demás no hacen sino mirarse en el ejemplo de Action Française;el tándem Primo de Rivera-Ledesma no hacen sino tunear esta ideología.

Este radicalismo español no por casualidad acude a los Reyes Católicos para buscar su figura cimera y toma de ellos los símbolos. En la concepción de José Antonio, la unificación de las coronas de Castilla y Aragón es el único momento en el que las cosas, en lo que al proyecto España se refiere, estuvieron en su sitio; lo que demuestra que José Antonio sabía un huevo de derecho hipotecario, pero no se había mirado demasiado la Historia. Leer la Historia de España con habilidades intelectuales propias de la LOGSE permite alcanzar estas interpretaciones epidérmicas, según las cuales España tiene que estar unida porque tiene una misión imperial y un solo destino común, que es un fistro diodenal filofascista porque, en los pueblos organizados y libres, el personal tiene el destino que le sale del guaino tener; paradójicamente, hoy son los nacionalismos periféricos los que se han acercado a esta idea, y se llenan la boca hablando de Cataluña como un ente totalizador que a todos sus ciudadanos engloba, o de esa figura retórica de “los vascos y vascas”, que viene a ser más o menos lo mismo.

Como España ha dejado de vivir el franquismo pero vive el franquismo inverso, todo esto está presente en la calle y en las gentes. Son escasos los falangistas, cierto; pero son bastantes más los que se resisten a conceder que no exista un proyecto español que deba respetarse sí o sí. Y yo no digo que no sea así; lo que digo es que eso será, en todo caso, el resultado de una discusión que nunca se ha tenido, que nunca la nación española ha fomentado ni permitido. Que, probablemente, debió hacerse en la Transición, pero se orilló porque en aquel momento nuestra democracia, por decirlo mal pero con mucha precisión, no tenía el coño para ruidos.

Esta estrategia de no hablar claro se puede apreciar muy bien en la reciente polémica creada por un político catalán que ha criticado la molicie de los perceptores de las prestaciones especiales diseñadas para jornaleros del campo en el sur de España. La polémica no tendría mucho sentido, o más bien tendría otro tono, si todo el mundo tuviese claro que España, como Estado social, está conformada constitucionalmente como una organización en la cual las personas que tienen más aportan para transferir recursos a los que tienen menos; es, pues, una nación socialmente solidaria. Que esas personas pobres estén en Figueras o en Don Benito es irrelevante. Sin embargo, orillando el debate histórico de qué es España, y no solo eso sino aprobando en paralelo normas como el Estatuto catalán, que se basa en el concepto de que la solidaridad en España es entre territorios, se permite que se produzcan estas interpretaciones. Y, por el camino, el camino que realmente deberíamos transitar, que es la discusión en torno a la eficiencia del PER, queda enterrado bajo un falso debate sobre si los catalanes pagan o dejan de pagar a los jornaleros de Marinaleda.

El radicalismo españolista es culpable, asimismo, de haber inventado otro elemento jodidísimo del debate territorial: el concepto de lengua propia. España siempre ha amado y valorado su idioma, que siempre ha tenido cotas muy elevadas de universalidad. Pero nunca nadie como los falangistas fomentó la idea del español como la lengua propia; la lengua que no sólo hablaban los españoles, sino que les hacía españoles. Hablad la lengua del Imperio, dictaminaba el falangismo más radical tras el final de la guerra civil. Contra lo que se pueda pensar, el concepto de lengua propia, que está en todos los estatutos de autonomía de España de territorios en los que se habla algo más que castellano, no es un concepto creado por el autonomismo. Es falangismo reciclado, perceptible en conceptos absurdos como que el catalán tiene que hablar catalán o el valenciano valenciano (que, además, no es catalán), porque si no lo hace es algo así como un catalán o valenciano de baja intensidad, una bomba sucia filológica.

Cada individuo tiene una lengua propia, que es la que le enseña su madre, la que utiliza, al principio de su vida, para pedir pan, cariño, o la comodidad de ser llevado en brazos. El 4 de julio, bajo la bandera de las barras y estrellas, se apiñan centenares de miles de estadounidenses cuya lengua propia es el castellano, el ruso, el polaco, el arapahoe, el maorí, el italiano. La lengua propia de las naciones no existe: pariéndola, el fascismo español parió un aborto; y el nacionalismo periférico, adoptándolo, no hizo sino alimentar un monstruito que siempre nos estará jodiendo mientras viva.

España es culpable, pues. Pero Cataluña está lejos, muy, muy lejos, de ser un mero ente pasivo, inocente, que todo lo que ha hecho ha sido ser el objeto de estas culpas.

Obviamente, la primera culpa de Cataluña y del nacionalismo catalán es manipular la Historia. Uno puede sentirse agraviado siempre que lo esté; pero de ahí a pretender convencer al mundo de que ese agravio ha existido siempre, hay un paso que los nacionalistas de toda laya dan con una elegancia digna de mejor labor. Con la misma facilidad con que Hitler interpreta en sus teorías que Alemania es un imperio cuyo desarrollo ha sido siempre alevemente impedido por fuerzas ignotas distribuidas por toda Europa, el nacionalismo catalán quiere ver en todos y cada uno de los conflictos que ha protagonizado en la Historia de España las raíces de un sentimiento separatista. Poco le importan hechos tan poco compadecidos con esa realidad como que la corona de Aragón fuese bastante más amplia que eso que se llaman países catalanes; o que las conquistas imperiales aragonesas se consolidaron gracias al espadón de militares andaluces; o que el Corpus de Sangre fuese provocado por una presencia militar escasamente formada por españoles y provocase una misiva de la Diputación que empezaba por hacer profesión de fe en la corona; o que Rafael de Casanovas fuese un señor que estuviese muy lejos de morir con Cataluña en los labios. Por no citar hechos más palmarios aún, como que los reyes de España, desde Felipe II hasta Carlos IV, tuvieron siete u ocho preocupaciones mayores en que pensar que no fuesen las reivindicaciones de los catalanes (cosa que no le pasa a los reyes actuales). El nacionalismo convierte una guerra dinástica en la procura de un sueño independentista que los catalanes guardarían como un grimorio sagrado de siglos atrás, y ni una cosa, ni la otra, son del todo ciertas.

Cataluña es culpable de esa monumental manipulación, como es culpable de la adopción de ese falangismo reciclado, al que me refería con anterioridad, de la lengua propia. Todo lo que rodea a la lengua usada en un sentido mítico identitario se hace enormemente complejo; esto es algo que cualquier estudioso serio del franquismo sabe pero, por razones que tienen que ver con cómo se hizo la Transición, en la democracia hemos cometido el tremendo error de repetirlo. No fue así siempre: los cronistas extranjeros de la España de la preguerra civil y de la guerra señalan, no pocas veces, la sencillez del planteamiento catalán en ese momento. A Franz Borkenau, autor de The Spanish Cockpit, un obrero catalán le explica, durante los años de la República, que el enfrentamiento con Madrid se ha terminado porque el problema que los catalanes tenían era que no se les dejaba hablar en catalán; una vez que se les deja, ¿por qué seguir enfadados?

Los largos años del franquismo, sin embargo, aportaron al nacionalismo ese invento de la lengua propia, que ellos adoptaron con total proclividad. Ahora ya no se trata de que pueda llevarse a cabo el uso de la lengua en la que una parte de la cultura y la vida catalanas se despliega. Ahora se trata de que toda la cultura y la vida catalanas se despliegue en esa lengua, porque es la lengua propia y, consecuentemente, las otras (la otra, vaya) son impropias. Como impropias eran, en tiempo del franquismo, las lenguas hoy cooficiales con el castellano.

El nacionalismo catalán ha adoptado, en este punto como en otros, planteamientos que no necesitaba. Y que no los necesitaba es obvio si uno estudia la evolución de ese mismo nacionalismo en el pasado bien reciente y la ausencia de esas ideas. El nacionalismo catalán tradicional, de hecho, era consciente de que no hay progreso de Cataluña sin progreso de España. El discurso catalanista de finales del siglo XIX y principios del XX es un discurso que combina, por una parte, la concepción de una idea de España y de sus necesidades. Tengo en mi biblioteca un libro de 1916 que aglutina una serie de conferencias sobre política económica pronunciadas en 1916 en Barcelona por políticos de la Solidaridad Catalana; y la palabra Cataluña prácticamente no se cita. En ocho o nueve conferencias diferentes se aborda todo: la industria, la agricultura, los transportes, el sector financiero... y la palabra de los conferenciantes, todos ellos constantes reclamadores de su autonomía federal, de sus mancomunidades efectivas, todos ellos políticos relapsos que abandonaron por aquellas fechas las Cortes de Madrid porque no entendían a Cataluña, todos ellos, digo, disertan sobre lo que España debe de hacer en materia económica.

Este hecho, la idea de España, se combinaba entonces, como ahora, con un segundo factor, que es la simple y pura defensa de los también simples y puros intereses de Cataluña. Los catalanes no llevan, como pensarán algunos, menos de diez años sacando a pasear el concepto de balanza fiscal. De hecho, este concepto trufa ya las discusiones del Estatuto catalán de la República. Eso de “nosotros ponemos más de lo que recibimos” es discurso viejo del nacionalismo catalán. Pero es un discurso parcial, porque esconde dos grandes elementos: uno, que el concepto en sí de balanza fiscal es una chorrada atécnica, que la balanza fiscal real no hay quien la calcule (y esto es algo que hace setenta años ya explicó en el Parlamento José Calvo Sotelo, fino hacendista); y, dos, que en esa hipotética balanza habría, de hacerla, que colocarlo todo.

En 1898, con la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, el modelo económico catalán, que ya venía renqueando de décadas atrás, colapsó. Colapsó tan gravemente que una institución como la banca catalana, hasta entonces todo lo provechosa que podía ser la banca en España y en seria competencia con la banca madrileña, desapareció para no volver hasta que un día el neonacionalismo finisecular pujolista creyó que una cosa que llamó Banca Catalana resucitaría el sueño hasta que la entidad quebró y acabó en los sótanos del hoy BBVA.

La reacción de España al colapso del modelo catalán fue sacrificarse para evitar dicha pérdida. No fue una reacción en modo alguno altruista; en realidad, históricamente esa España que no es Cataluña ha entendido que la necesita para sobrevivir; es, en este punto, Cataluña la que se empeña en no entender. En realidad, ya durante todo el siglo XIX Cataluña había condicionado la política económica española, que en lugar de apuntarse al libre comercio, que le habría metido en vena toneladas de modernidad, se apuntó al proteccionismo gremialista y neomedieval que reclamaba Foment del Treball, retrasando el progreso nacional y entrando en una espiral que, como ocurre varias veces en la Historia (sin ir más lejos, con la crisis del 29) vino a enmascarar una guerra, la del 14 (conflicto en el que, al calor de la neutralidad, los mismos industriales que estaban a punto de irse a la mierda, se forraron). Pero Cataluña le debe al resto de España esa implicación solidaria en sus necesidades, como le debe que los intereses particularísimos de los industriales catalanes retrasasen prácticamente hasta la muerte de Franco la construcción en España de un sistema fiscal racional y equilibrado (para muestra, la reforma Alba de 1918, descarrilada por los industriales catalanes y vascos, a los que no les salió del pingo pagar un impuesto de sociedades).

El nacionalismo colonial se basa en la imagen de un país colonizado cuyo colonizador explota sin piedad ni preocupación alguna por el bienestar de sus naturales. Cataluña, históricamente hablando, no puede exhibir esa imagen. Es, más bien, al revés. Es, más bien, ella la que ha condicionado la evolución económica del resto de España. Es en este sentido que el cachondo de Agustín de Foxá decía que Cataluña es la única metrópoli del mundo que vive obsesionada con separarse de sus colonias.

Todo esto lo sabían los nacionalistas viejos, y es por eso que no practicaban el victimismo. Pero la ausencia de memoria del moderno nacionalismo ha provocado que haga un uso industrial de dicho sentimiento, incluso tratándose, como acabo de decir, de un territorio que tiene poco margen para justificarlo.

Porque el nacionalismo catalán ha abrazado el victimismo, su postrer error, que es en el que se encuentra en el momento presente, consiste en ser incapaz de jugar el partido que ha acabado presentándose. El victimismo catalán está diseñado para que la idea central de la movida sea que Madrid aplasta a Cataluña. En el momento en que lo que ha pasado es que fuera de Cataluña se ha comenzado a convertir en verdad social la imagen de una Cataluña que aplasta al resto, el discurso ha devenido torpe y absurdo.

La mala resolución del problema catalán durante la República, la represión del movimiento del 34 (que fue un golpe de Estado independista, cosa que no suelen recordar quienes acusan a Madrid de ser desleal... ¿hay algo más desleal que un golpe de Estado?), los desencuentros entre Madrid y Barcelona durante la guerra, que hicieron más por Franco que toda la fuerza aérea nacional, y la decisión del nacionalismo catalán de levitar fuera de la realidad y aislarse durante la larga noche del exilio (los catalanes no estuvieron en el Contubernio de Munich porque no se iba a hablar de lo suyo), alimentaron durante décadas el alma del victimismo catalán y construyeron ese mundo de mitos intocables que es hoy este nacionalismo.

El otro día le comentaba a un amigo residente en Cataluña, que en un comentario dejó los amargos versos de Machado sobre Castilla, que tal vez un problema de Cataluña es que no tenga poetas así; vates más catalanes que el pan tumaca que, sin embargo, hayan cantado con amargura el lado oscuro de su tierra. Lejos de ello, el nacionalismo catalán actúa como si no hubiese lado oscuro; como si, sin ir más lejos, Cataluña no fuese, a día de hoy, quizá el territorio de España donde más caro es vivir, donde más cara sale el agua, y las autopistas, y tantas cosas. Lejos de dejar entrar el aire de la crítica, Cataluña se concibe a sí misma como el compendio de todo bien; es todo lo contrario que Castilla/España, que no para de darse golpes de pecho por haber quemado judíos y violado mujeres aztecas. En consecuencia, los mitos catalanes son intocables, y por alguna esquina de You Tube pulula un video, muy visto fuera de Cataluña, donde se muestra cuál es el destino que le cabe esperar a alguien a quien, en un programa de la televisión catalana, se le ocurra la valentía de criticar a Lluis Companys. Ello a pesar de ser don Luisote un personaje con más fondo de armario que la comisión gestora del Día del Orgullo Gay.

El mito-victimismo catalán funcionó extraordinariamente durante la Transición porque la Transición, en buena parte, se construyó sobre él. En los años ochenta, sin embargo, el nacionalismo catalán recibió un toque. Se formó una operación de centro-derecha, buscando inventar el PSOE del otro lado, y al frente de la misma se puso la mano derecha de Pujol, Miquel Roca. En aquellos tiempos, el siempre afilado Alfonso Guerra dijo en público que Roca nunca podría ganar unas elecciones en España. Roca saltó como el Puma de Baracoa: eso me lo dices porque soy catalán. La respuesta de Guerra es importantísima para entender este problema: no es que seas catalán, le dijo; es que eres nacionalista catalán.

Los catalanes nacionalistas son un subconjunto de los catalanes, como los nacionalistas gallegos son un subconjunto de los gallegos o los habitantes de Vitoria que se duchan por las mañanas son un subconjunto de los vitorianos (ampliamente mayoritario, espero). El victimismo catalán, sin embargo, cuadraba mal aceptando esto. ¿Cómo podía haber catalanes que no sintiesen la mordedura de la persecución española? Por lo tanto, el nacionalismo jugó la baza de la identificación de ambas cosas. Catalán, por lo tanto, equivale a nacionalista catalán. Es posible que Roca, a día de hoy, todavía no entienda qué le quiso decir Guerra aquella vez, hace treinta años.

En los famosos tiempos de la República, ni se le habría ocurrido hacer eso. Por muchos votos que cosechase entonces la Esquerra, cualquier catalán medio cultivado sabía que en Cataluña había una clase obrera a la cual todo eso de la identidad nacional catalana se la rechuflaba. El victimismo, combinado con la movida de la lengua propia y la manipulación de la Historia, tuvo como objetivo cambiar eso.

Cataluña, sin embargo, se ha encontrado con un inesperado cambio de guión. Al nacionalismo español o castellano le ocurrió lo mismo tras la muerte de Franco cuando, de repente, tuvo que convivir en el mismo dormitorio con otras sensibilidades territoriales que no entendía. Fruto de esa falta de adaptación son las toneladas de chorradas que desde esas posturas se dijeron del autonomismo, que fue ridiculizado en artículos periodísticos y novelas de éxito para solaz de muchos salones de clase media.

Los nacionalistas de toda laya nunca pensaron que eso les podría pasar a ellos porque creyeron que ser nacionalista es algo connatural a ser demócrata; así pues, sus postulados nunca se pondrían en solfa. Desde el 2004, sin embargo, estos mismos nacionalistas, y muy específicamente los catalanes, se encontraron con el problema de morir de éxito. En el palacio de la Moncloa, por primera vez en la Historia de la democracia, se sentó un primer ministro que se dedicó a sobreactuar su total y natural asunción del fenómeno de lo catalán, obligado por el hecho de que los votos cosechados allí por el PSC le eran totalmente necesarios para mantenerse en el poder. Así las cosas, el hombre de Moncloa emitió su nihil obstat para el pacto de gobierno con ERC (craso error, porque suponía amigarse con un socio que nunca aceptaría ser moderado) y no escondió sus preferencias por soluciones a la catalana, como ocurrió con la famosa operación de Endesa. Como consecuencia, afloró la condición, que en realidad siempre ha tenido, colonizadora del catalanismo, y los goznes comenzaron a chirriar. Cuando los catalanes habituales en Madrid regresaron a Barcelona contando que en su hotel del centro ya no se servía cava catalán, el problema comenzó a mostrarse.

Cataluña tenía, en ese punto, una encrucijada. Podía haber tomado el sendero estrecho, pedregoso y empinado, pero al fin y al cabo virtuoso, de entonar un mea culpa histórico y comenzar desde ahí. O podía tomar la autopista de montar victimismo sobre victimismo. Esto último es lo que hizo. No sólo ponemos un montón de pasta, sino que encima caemos mal. Sorprende comprobar que muchos catalanes que piensan así son capaces de preguntarse incrédulos, dos minutos después, cómo es posible que los estadounidenses no sean capaces de entender por qué el resto del mundo los odia. En el fondo, es el mismo problema, y resulta relativamente sencillo de ver. Pero el nacionalismo catalán está tan profundamente falto de autocrítica que es imposible que lo vea.

En suma, lo que tenemos son dos partes enfrentadas. Una no quiere hablar claro y la otra se pasa todo el día mirando a su espejito mágico y preguntándole quién es el más guapo; y cómo el espejito recibe jugosas subvenciones de quien le está preguntando, ya sabemos cuál es, siempre, su respuesta. Es un círculo vicioso en el que ambos lados, castellanos y catalanes, están muy cómodos. Hay mucha pasta y muchos votos en no entenderse, y por eso ambas partes bailan, constantemente, la ceremonia de la confusión. Y del desencuentro.

Es, lamentablemente, lo que hay.

25 comentarios:

  1. Giacomo Bondini10:16 p.m.

    En los últimos tiempos, se ha producido un fenómeno interesante: cada vez hay más españoles no catalanes que, hastiados del nacionalismo catalán, proclaman su deseo de que Cataluña se independice de una vez por todas, aún a sabiendas de que eso no les haría mucha gracia a un gran porcentaje de catalanes -de hecho, la mayoría-, que prefieren seguir siendo catalanes y españoles. Algunos lo expresan de otro modo, dándole la vuelta a la operación: "a ver cuándo España se independiza de Cataluña".

    En algún momento de esta extensa disertación, el autor habla de la posibilidad de lograr una solución o pacto definitivo. Yo no veo motivos para semejante alarde de optimismo. Yo creo, como Ortega, que solo podemos aspirar a conllevarlo, que es lo que hemos estado haciendo hasta ahora, mal que bien. Supongo que el nacionalismo, con el paso del tiempo, pasará de moda.

    Para los aficionados a las curiosidades históricas, recomiendo un libro reciente de Javier Barraycoa titulado Historias ocultadas del nacionalismo catalán.

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  2. Anónimo9:27 a.m.

    Magnifico post, que se puede ampliar hasta ser tan monotemático como los artículos de opinión sobre el catalanismo de La Vanguardia. Para una próxima revisión del asunto yo incluiría algo que se dice muy por encima: El chantaje que hizo la industria, proteccionista, catalana apoyada por el catalanismo ( ¿o al revés?), al Estado; y como continuación a ese escenario la repercusión que tiene la integración de España en UE, y la imposibilidad de que la Generalitat pueda negociar una politica comercial con el Estado. Con ello, ha dejado de ser un potencial enemigo muy peligroso, pero a la vez se acoge a su pataleta permanente. En el fondo piensan que ahora ya no tienen nada que perder.

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  3. Me descubro ante usted, caballero.

    Maravillosa forma de presentar el "problema catalán".

    Ojalá lo leyesen todos esos que gritan y gritan, pero me temo que no tendremos esa suerte.

    Desde mi humilde posición y con toda la envidia del mundo, se le saluda

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  4. >cada vez hay más españoles no catalanes que, (...) proclaman su deseo de que Cataluña se independice de una vez por toda

    Yo soy de esos. En cuanto saque algo de tiempo lo explicaré largo y tendido en mi blog.

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  5. Ramonmo2:38 p.m.

    Vale, pero el centralismo ¿en qué consistía? ¿En aplastar identidades o en modernizar la forma de funcionamiento de un Estado, de manera que no hubiera, por ejemplo, aduanas internas, o privilegios medievales (fueros) según el lugar de nacimiento? Es que me parece que ésa es la pregunta crucial. Por ejemplo, la legislación que yo he visto contra el uso de las lenguas periféricas se limitaba casi siempre al ámbito escolar, y comienza con Carlos III, cuando precisamente se implanta por primera vez un sistema público de enseñanza para toda España. En ese contexto, me parece muy lógico procurar que, si de "expandir las luces" se trata, se use para ello la lengua disponible más adecuada, en lugar de la del pueblo de cada uno. Aquí el criterio es sencillamente racional y basado en maximizar resultados, no en "imponer" o "prohibir" culturas.

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  6. Es un post muy interesante, sobre un tema que creo aparece en muchos posts del blog de una manera u otra. No recuerdo quién fue que dijo que el problema “nacionalista” en España se podía reducir a que el estado (en sentido administrativo) español no ha sido lo suficientemente fuerte para absorber (a la francesa) las diferencias, y las diferencias no lo suficientemente fuertes para separarse. A lo que se podría añadir que seguramente ni unos ni otros tampoco lo deseaban realmente (absorber o separarse).
    Querría poner las cartas sobre la mesa y decir que soy catalana. Tranquilos, no quiero refutar así en bloque lo que nos cuenta de manera tan amena el autor del blog, aunque si matizar algunos puntos. Empezare con una anécdota. Hace ya algún tiempo un cura inteligente y socarrón (haberlos haylos) me indicó que el catolicismo era perfectamente criticable, pero que estaría bien recordar que ni El Pais ni Público son sus portavoces oficiales. Lo que quería decir era algo simple pero que solemos olvidar: que hay que ir con cuidado de donde salen ciertas noticias u opiniones. Esto es algo que el debate “nacional” en España suele olvidar (y el ideológico también, pero dejémoslo). Así, muchas veces lo que en Barcelona llega sobre lo que se dice en Madrid (ojo, son abstracciones para entendernos) es una colección cuidadosamente seleccionada de barbaridades de la Cope o similares. Y viceversa en Madrid solo llegan noticias sueltas sobre lo ogros que son los nacionalistas. Evidentemente tanto la Cope como los ogros nacionalistas existen y arrastran un importante sector de la respectiva población. Pero este ruido suele cubrir los debates internos en uno y otro lado, que son más interesantes y moderados. Por explicarlo con un ejemplo, ERC subió como la espuma gracias a su némesis aznarista, pero ahora se hunde solito por (de)méritos propios. Lo primero es bien conocido en “Madrid” (por utilizar otra vez esta abstracción), lo segundo me temo que no tanto.
    Por ejemplo, des de los noventa que hay un agrio debate sobre las causas del declive relativo de Cataluña. No se limita en absoluto a echar balones fuera (tipo “culpa de Madrid”) e implica una saludable dosis de autocrítica. Pero me temo que lo único que se oye fuera son los balones fuera. También en el caso de la literatura ya dije en otro post que no es en absoluto monotemáticamente laudatoria. Me interesaría saber en que se basa el autor del blog para tener esta opinión. En el caso de la historia, como pasa en muchas historias, hay una dosis de autobombo, junto con estudios serios mucho más matizados. Que Rafael de Casanovas no era precisamente un héroe es bien sabido por cualquiera que tenga un mínimo interés por esa parte de la historia. Que eso implique no celebrar el 11 de septiembre es otro tema. Para explicarlo con un ejemplo no hispano, la toma de la Bastilla es un episodio militarmente irrelevante y en los detalles, entre chusco y sangriento, y eso es bien sabido. Que los franceses tengan que dejar de celebrar el 14 de julio es otro tema. La parte aún más idealizada (pero con investigaciones serias que están empezando a fracturar la visión monotemática) es precisamente la versión catalana del mito republicano. Como dijo el autor del blog, yo también a veces creo que un dia de estos habrá un estudio según el cual Franco no entró nunca en Barcelona. Que lo único bueno de Companys fue la manera en como encaró su ejecución es algo que académicamente es bien sabido, pero es la versión local de sugerir a la izquierda así en conjunto que la república tenia ramalazos, ejem, poco democráticos.
    Y paro, perdón por la perorata…

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  7. Rosie, un par de matizaciones.

    Yo no niego que en Cataluña haya literatos que hayan destacado su lado oscuro. Lo que digo es que la mitología, es decir ese proceso que señala a algunos de los literatos como cimeros y representativos, tiende a centrarse en los que no lo han hecho; con lo que, a mi modo de ver, la literatura catalana, pasada por la turmix de su nacionalismo, pasa a ser una literatura defensiva, de trinchera. España era igual hasta mediados del XIX, momento en el que, con Larra sobre todo, descubre lo mucho que le gusta darse golpes de pecho.

    En segundo lugar, yo creo percibir, desde luego, que en Cataluña hay hoy un debate interno complejísimo, en torno a la pérdida de poder específico de la región. Pero, ojo. En primer lugar,que se haya producido el debate no es ningún mérito de sinceridad. Es que el deterioro de las condiciones objetivas de Cataluña como potencia económica (y, sobre todo, cultural) es algo que no se puede negar. Y, en segundo lugar, es verdad que no se le echan todas las culpas a Madrid; pero es que no se le pueden echar, porque la gente no puede ser tonta pero no gilipollas y, por lo tanto, a ver cómo les convences de que la hiperruinosa operación del Fórum de las Culturas es producto de una conspiración judeo-mostoleña. Ser autónomo tiene estas cosas; cuando el váter atascado rebosa de mierda, es a ti a quien van a dar de hostias.

    El problema que yo veo es que en ese debate, por lo que sé de él, nunca hay nadie que defienda (no podría, probablemente) que el problema sea el posicionamiento nacionalista de base. Por definición, un Estado que defiende sus particularismos es más caro que uno que no los defiende. Cataluña ha tenido que inventar, en los últimos 25 años, un sistema educativo nuevo, un sistema policial nuevo, un entramado administrativo nuevo, una nueva política cultural. Y todo eso ha habido que pagarlo. Cambó también hacía juegos florares de la poesía catalana, pero nunca permitió que un solo duro destinado a las exposiciones universales o al Ensanche de Barcelona se fuese en pagarle cenas a poetas.

    Así las cosas, Rosie, debo decirte que escribí que el nacionalismo catalán, probablemente la sociedad catalana en su conjunto, tiene un bajo nivel de autocrítica. Y lo mantengo.

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  8. Me ha encantado el post aun sin estar deacuerdo con todas las opiniones que en él se reflejan...

    De momento me gustaría hablar del tema del idioma ya que es un tema que veo muy complejo...

    El problema que veo es que sí que se intenta imponer el catalán en Catalunya, sería burro quien no lo viese así. La diferencia con respecto a falange que yo le veo es que el catalán está en clara desventaja respecto el castellano. Por una sencilla razón: Un castellanohablante puede permitirse el lujo de no saber catalán. Pero a la inversa sería impensable.

    La imagen de cataluña como una región donde si no se habla catalán eres poco menos que un apestado no podría ser más falsa. El ejemplo más claro lo tengo en mis padres (uno nació en cataluña y la otra lleva casi 30 años viviendo aquí y ninguno habla catalán -y además a mi madre le cuesta entenderlo cuando el interlocutor utiliza expresiones muy cerradas). Yo tras ir a un colegio concertado donde la lengua vehicular es el castellano pasé 12 años de mi vida sin hablar en catalán más que 2 horas al día por lo que al entrar en la universidad y encontrarme con grupos de gente donde mayoritariamente se hablba en catalán tuve que hacer un esfuerzon para que me saliera natural el idioma.

    Evidentemente esta situación se podría entender como perfectamente natural y nada preocupante desde el punto de vista que ni mis padres ni yo estamos impidiendo hablar en catalán a la gente que así lo desee y por lo tanto, como todo el mundo es libre pues no hay problema.

    El "problema" es que hoy en día no puedes ir a cenar a muchos restaurantes y pedir en catalán y que te entiendan. Puede parecer una chorrada dicho así. Pero lo que quiero decir es para tener la libertad de hablar un idioma hace falta que los interlocutores sean capaces de entenderte.

    La cuestión es que si se deja las cosas a la selección natural el catalán desaparece. Es así de sencillo. Francia es el claro ejemplo de que una democracia puede ser mucho más efectiva que una dictadura a la hora de hacer desaparecer un idioma (o varios).

    No sé si me estoy explicando bien, lo que quiero decir es que a diferencia de la actitud de falange que imponía la desaparición del otro idioma en aras de una homogeneización, la situación catalana intenta imponer (sin conseguirlo) que se conozca un idioma de manera generalizada(en cataluña el objetivo es que todo el mundo tenga un cierto nivel de catalán para poder hablarlo pero no es que la gente no hable castellano - entre otras cosas porque tal y como son las cosas incluso el independentista más radical e irracional sabe que es un objetivoabsurdo e inalcanzable-).

    Soluciones hay muchas, tanntas como opiniones y creo que ninguna funcionaría del todo bien. en realidad, por estas tierras la medida que más hizo por el aprendizaje del catalán fue la emisión de bola de dragón por la autonómica. Mucho más que cualquier medida impositiva.

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  9. Alan, tu mensaje merece, a mi modo de ver, varias matizaciones.

    1) Este blog no se escribe para que te guste. No se escribe para que le guste a nadie. Eso sería si su autor cobrase 8 céntimos de euro, o así, por cada pollo o gallina que entrase a verlo. Como todo lo que lees es gratis et amore, con ello el autor gana el derecho a decir lo que piensa en cada momento. Y si no te gusta lo que el autor piensa, ya sabes dónde está la puerta.

    2) Tu comentario, aparte de contener afirmaciones y juicios de intenciones que en sí merecerían que lo hubiese borrado sin publicarlo, es una excelente prueba de lo imposible que es ese pacto o refundación que tú defiendes y, por cierto, yo también. Lee con atención lo que he escrito.

    3) Digo lo anterior porque en tu comentario se hace evidente que tú entiendes de lo que lees lo que te da la gana. Otrosí: estás autoprogramado para ver agresiones donde no las hay. Eres tú quien te apelas de nacionalista catalán de mierda. Utilizar esas palabras para referitte a ti mismo es, ovbiamente, tu problema. No, desde luego, el mío.

    4) Eres la mejor expresión de lo cerril de este debate, como te digo, por las inferencias que obtienes. Según tú, la conclusión del artículo es que la culpa es de Cataluña por el tema de la lengua. Me cito (con mayúsculas nuevas): "eso que podemos llamar el problema catalán o la cuestión catalana surge y se emponzoña POR CULPA DE AMBAS PARTES". Lo mismo, mismito, que tú has leído.

    5) Más: "tu única solución a este conflicto es reforzar el concepto de España". Es en mi blog, y no en tu imaginación, donde se ha propugnado "la necesidad DE UN PACTO CON LOS NACIONALISMOS". Te lo pongo de nuevo en mayúsculas para que lo puedas leer bien.

    6) Eres, por lo tanto, el canon perfecto del mal nacionalista. Te gusta ser una víctima. Te gusta refocilarte en quien te ataca y te insulta; a eso le pones una etiqueta (ultraderecha recalcitrante) y sales a la calle con esa escarapela, y se la cuelgas de la solapa a todo aquel que ose negar que seas el más guapo, el más listo, el más inocente y la víctima del conflicto. Te encanta sentirte acorralado y, además, sentirte acorralado, eso crees, te da derecho a juzgar a los demás. Y para llevar a cabo todo ello, no dudas en poner en labios de los demás cosas que no han dicho (que la identidad unitaria de España está escrita por Dios, que las lenguas periféricas son folklore barato) porque te cuadran para tu visión.

    Por supuesto que hay un conflicto. El conflicto eres tú, los que en tu casa son como tú, y los que, de este lado del Ebro, son como tú.

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  10. El comentario de Alan que comento yo asimismo fue incluido por su autor, entiendo que por error, en el post sobre Kofi Anan. A efectos de claridad, por lo tanto, lo copio aquí:

    Alan escribió como, digo, se puede leer en el hilo de comentarios del post de Kofi Anan:

    Impresionante la forma en que este blog ha virado hacia la ultraderecha más recalcitrante .... y si, yo soy un nacionalista catalán de mierda que siempre habia leido tus articulos encantado, porque pese a que ser imparcial es un imposible (uno siempre cojea de alguna pata quiera o no) he de decir que en materia de historia eras de lo mas ecuanime y justo que habia leido en mi vida ...

    Leidas las entradas "Re-98" y "Sobre Cataluña" a un servidor le invade una sensación brutal de decepción .... al final las conclusiones sopn las de siempre, la culpa es de esa mierda de Catalunya que se empeña en defender su lengua (me rio con el comentario de que a EEUU se la sopla el tema linguistico y que tanto le daria que el español empezará a sustituir al ingles), su cultura y su mierda de identidad propia ... y se nota (al hilo del comentario que hicistes sobre cierto video de youtube en que se "despellejaba" a un tertuliano que ponia a parir a Companys cosa que ponias como ejemplo de nuestra ceguera y falta de autocrítica) que en la vida te has molestado en echarle un ojo a los cientos de videos, en los que, desde cañales del resto de España se nos denigra, insulta y pone a caer de un burro por el simple hecho de ser unos putos catalanes.

    Me asombra que tu unica solución aeste conflicto sea la de reforzar el concepto de España ..... ¿es un pecado o de idiotas creer -como yo creo- que lo que necesita ESpaña es una refundación en toda regla??? ¿¿porque el concepto de España como unidad de destino único e indivisible es intocable e indiscutible?? ¿Dios os lo ha escrito en piedra??? ¿la cultura y lenguas "perifericas" son floklore barato mientras que lo español castellano es lo civilizado??

    Es dificil no querer separarse de este pais ...

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  11. Luis Montes1:40 p.m.

    En estos momentos hay un dato objetivo que revela de forma muy notable el carácter del nacionalismo. El gobierno autónomo catalán, dirigido por un sediciente (que no sedicioso, o quizá sí) secesionista demuestra, una vez más, que la patria está muy por encima de las personas. Se están recortando las prestaciones sanitarias de una forma bastante exagerada (personas), pero no se toca, o se aumenta, el dinero para la construcción nacional (idioma, doblajes, televisión, embajadas).

    Alan, aparte del consabido ultraderechismo que, junto con rancio y casposo, se repite machaconamente desde el nacionalismo cada vez que se hace la más mínima crítica, no aportas argumento alguno.

    Saludos

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  12. Rafael2:50 p.m.

    Després de la resposta de JdJ al comentari d'Alan crec que no fa falta afegir res. Si el somni de la raó produeix monstres, el victimisme nacionalista......

    Después de la respuesta de JdJ al comentario de Alan creo que ho hace falta añadir nada. Si el sueño de la razón produce monstruos, el victimismo nacionalista...

    Pero me ha dejado pensando ese "vos" tan sumamente catalán. Converso habemus. Porque si no se trata de eso ya no hay por donde coger tal muestra de mala fe y deficiencia en la interpretación de unos textos perfectamente asequibles.
    ¿Otro producto de la LOGSE-ESO?

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  13. "En estos momentos hay un dato objetivo que revela de forma muy notable el carácter del nacionalismo. El gobierno autónomo catalán, dirigido por un sediciente (que no sedicioso, o quizá sí) secesionista demuestra, una vez más, que la patria está muy por encima de las personas. Se están recortando las prestaciones sanitarias de una forma bastante exagerada (personas), pero no se toca, o se aumenta, el dinero para la construcción nacional (idioma, doblajes, televisión, embajadas."

    Esto perdona, es de chiste : Por si no has salido de tu mundo feliz te anuncio que a partir del 20 N vas a ver exactamente esos mismos recortes que afectaran a personas (sanidad, servicios sociales etc ...) y en cambio no vas a ver tocar el dinero destinado a embajadas españolas, intitutos Cervantes, doblajes al español y demás istituciones .... ese dia lo sieto, pero me acordaré de tu comentario y me dara la risa .... parece mentira que no sepas como funciona la politica, el gobierno catalan ha aplicado la tijera ya porque tiene un colchon de años de gobierno por delante y podra recuperar los votos que pierda, Castilla La Mancha ha hecho lo mismo (y lo han hecho los salvapatrias del PP ¡¡vive Dios!!)y el gobierno Estatal no, por la unica razon de que si hiciera lo mismo antes de las elecciones, la ostia que se pegaria seria tan monumental que quedarian al borde de la extinción ¿¿o te piensas que lo de UCD es irrepetible???.....

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  14. Me da un poco de yuyu meter cuchara en la polémica tal y como está ahora porque estais elevando un poco el tono de las palabras (cosa que os invito a morigerar), pero, en fin, otrosí digo.

    Alan, tienes razón en lo del Instituto Cervantes. Al menos en mi opinión, como institución pública me parece inútil. Creo más en el modelo inglés, en el que quien ha creado un estándar educativo e incluso cultural es la Universidad de Cambridge. En lo de las embajadas sí que creo que te pasas cuatro pueblos, concretamente de la comarca de Alto Ampurdán. Un Estado tiene que tener embajadas y consulados, aunque sólo sea para prestar servicios a los estudiantes de Orgasmus.

    Pese a que tienes razón, sinceramente, creo que el esfuerzo del Estado español con el Cervantes no es comparable con el esfuerzo de Cataluña con el catalán, sobre todo por el campo educativo. Además, hay que tener en cuenta que, de alguna manera, la administración catalana (como la gallega y no sé si la vasca) incumple la ley. Sigo en el siguiente comentario.

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  15. A muchos catalanes les encanta hablar del modelo suizo. La Constitución suiza sólo tiene un artículo referido al tema del idioma. Dice que en Suiza son oficiales el francés, el alemán y el italiano, y dice que todo ciudadano tiene derecho a usarlos. Punto.

    Eso no se cumple en el caso de las comunidades autónomas. Yo he reclamado a la Dirección General de Consumo de la Xunta de Galicia, y me ha contestado con un oficio en gallego, a pesar de que yo me dirigí a ella en castellano. Si tanto creemos en el modelo suizo, debería haberme contestado en castellano. Cosa que las CCAA con lengua propia no hacen; y no lo hacen, entre otras cosas, porque hacerlo les saldría carísimo.

    Hay mucha gente, Números por ejemplo, o yo mismo, que no entiende cómo se puede cerrar un sólo ambulatorio una sola hora mientras se esté gastando dinero en subvenciones a asociaciones culturales que promueven el uso del catalán. Lo que es un hecho, en eso sí te doy la razón, es que quien actuase como yo creo que debería perdería votos. De donde se deduce que el problema no son sólo los políticos; los políticos son una mera imagen de la sociedad.

    Pero es que yo no veo que en Cataluña haya un debate sobre eso. En Cataluña se da por hecho que la gente quiere dinero para la normalización lingüística, y ni se ofrecen alternativas, ni se debaten. Es, al menos, lo que yo veo.

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  16. "En lo de las embajadas sí que creo que te pasas cuatro pueblos, ... Un Estado tiene que tener embajadas y consulados, aunque sólo sea para prestar servicios a los estudiantes de Orgasmus"

    Estoy de acuerdo, pero las "embajadas" catalanas cumplen una función más de promoción turística y cultural (cosa que puede redundar en beneficios economicos en forma de turismo) que a actividades diplomaticas ... otro tema son las corruptelas y chanchullos que se crean en torno a ellas en las que termina chupando de su teta hasta el sobrino del portero. Pero esto es algo que sucede exactamente igual en las embajadas españolas, lo que hay que hacer es ARRASAR con la corrupción, venga de donde venga, la catalana no es peor que la madrileña o gallega, es la misma mierda en todos lados.

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  17. "Pese a que tienes razón, sinceramente, creo que el esfuerzo del Estado español con el Cervantes no es comparable con el esfuerzo de Cataluña con el catalán, sobre todo por el campo educativo."

    Porque el Estado español puede opermitirse literalmente echarse a la bartola, la lengua española tiene un estado que la respalda siendo su lengua oficial y única (hay que ser muy sarcastico para afirmar, como he oido alguna vez, que el Estado asume las lenguas "perifericas" como propias en su promoción y defensa... lo pone en la constitución pero yo entiendo que fue una broma pesada que nos quisieron gastar los ponentes) pero es que además tiene a toda latinoamerica como estados que promocionan su idioma ... España no promociona ni se esfuerza tanto en su idiona porque a)es la lengua del estado b)es la lengua oficial (o co-oficial) de 26 ESTADOS!.

    Te aseguro que si el catalán fuera la lengua oficial de 26 estados soberanos, la Generalitat se tocaria los cataplines en la defensa de su lengua, seria lógico, hacer el mismo esfuerzo que ahora seria de tontos de remate.

    "Hay mucha gente, Números por ejemplo, o yo mismo, que no entiende cómo se puede cerrar un sólo ambulatorio una sola hora mientras se esté gastando dinero en subvenciones a asociaciones culturales que promueven el uso del catalán."

    Es que estas mezclando churros con merinas, la sanidad es la sanidad, la lengua es del departament de cultura, Sanitat se come el grueso del presupuesto, de modo que en un contexto de crisis lo que has de hacer es recortar lo que te cuesta 100 euros, no lo que te cuesta 10, y hablo con conocimiento de causa porque soy/era sanitario de la sanidad publica antes de los recortes.
    Si quitas TODAS las subvenciones al catalán no mantienes abierto un ambulatorio, en serio, no teneis ni pajolera idea de los costes, pero ni idea ... el problema de las sanidad es que lo mismo de siempre : CORRUPCIÓN a mansalva el tema más grave, pero hay otros no menos graves ... padres que te acuden al ambulatorio con la nena de 17 años porque tiene GRIPE (y te hablo de casos en que la nena lleva con los sintomas 3 horas ,tiene 37,7 y esta "chafada" y con "dolor de huesos") lo siento, es aconsejable llevar a una persona que supere los 60 años pero a un adolescente .... es ridiculo y lamentable ... exigencias de radiografias ante casos ridiculos tipo "me duele el dedo" (y o lo haces o te amenazan con denuncia), gente que se presenta en la consulta te dicen que estan cojonudos pero que vienen a que les hagas un hemograma completo!!! (nuevamente, no se te ocurra negarselo porque te lian la de Dios, y un hemograma no es gratis ...)

    "Pero es que yo no veo que en Cataluña haya un debate sobre eso. En Cataluña se da por hecho que la gente quiere dinero para la normalización lingüística, y ni se ofrecen alternativas, ni se debaten. Es, al menos, lo que yo veo."

    No hay un debate porque la inmersión funciona, no hay un abismo en el conocimiento del castellano entre los de aqui y los de Castilla, si acaso viendo esos resultados lo que deduzco es que hay algo que no funciona en la educación EN TODO EL ESTADO, porque los resultados en las autonOmias que solo hablan castellano son igualmente lamentables, asi que ya me diras tu ... si Castilla sacara un 9 y Catalunya un 3 pues te diria : "Catalunya tiene un problema", pero no es asi ..... por otro lado no se ha partido a la sociedad en dos, a ti a lo mejor te parecera una tonteria, a mi no, y a los agentes sociales tampoco.

    No pasa nada!, que la gente se fije en la inmersión como el origen de todos los males y no preste atención a cosas como aquel alcalde del PP con 43 cargos (20 renumerados).
    En el fondo los politicos son magos, os enseñan la baraja de cartas con la izquierda(inmersión linguistica catlana) mientras hacen el truco con la diestra y nos roban la cartera .... a mi me parece estupendo.

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  18. Creo que estoy en otra onda, Alan.

    En mi opinión, que una lengua tenga muchos o pocos hablantes es algo irrelevante. Lo relevante, para mí, es la discusión sobre si su conservación y extensión es, o no, labor que competa al actor público. Mi opinión es que no. Las lenguas mueren porque sus hablantes se extinguen, o no mueren porque sus hablantes se multiplican. Que una lengua muera o se acabe convirtiendo en ultraminoritaria es triste, sí, y para eso está la labor de filólogos, antropólogos y otros logos, que recuperan o codifican los hechos culturales de esa lengua para el estudio.

    Pero, en mi opinión, un señor que gestiona dinero de otros, que no otra cosa es una Administración Pública, no debería tener entre sus funciones la de procurar que una lengua se salve o se hable más. Esa función es hija de un concepto, el de lengua propia, que es un concepto, ya lo he escrito, falangista. Como el Bla es mi lengua propia yo, como Gobierno, tengo la obligación de conservalo. Niente.

    Por otra parte, puedes pensar, eres muy libre, que mezclo churras con merinas. Pero no es algo que yo piense. El dinero del contribuyente, que yo sepa, sale por un solo canuto, que son los impuestos. No hay un IVA sanitario, un IRPF lingüístico, y un impuesto sobre el alcohol para financiar la defensa nacional. Si el dinero sale por un canuto, también llega por un canuto. Dejando de subvencionar el doblaje al Bla de las películas extranjeras no se va a resolver el déficit sanitario. Pero lo que está claro es que si se siguen pagando los doblajes, menos aún se resuelve.

    Y sobre las demandas médicas del personal. Yo recuerdo un programita de sobremesa que había en la tele franquista, cuando yo era un niño. Lo presentaban Isabel Tenailla y Mari Cruz Soriano (la del piano). Por ese programa, lo recuerdo bien, desfilaron centenares de médicos, todos con el mismo mensaje: ¿le duele un pie? Venga a verme: puede ser cáncer de tobillo. ¿Se despìerta cansado? Venga a verme: puede ser que le vaya a dar un ictus.

    Los médicos y profesionales de la sanidad en general, en este terreno, tienen lo que se han buscado. El personal lleva 40 años siendo educado para no corresponsabilizarse lo más mínimo en el cuidado de su salud.

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  19. "Pero, en mi opinión, un señor que gestiona dinero de otros, que no otra cosa es una Administración Pública, no debería tener entre sus funciones la de procurar que una lengua se salve o se hable más."

    Sin duda estamos en otra onda. ¿Que entre las funciones de una administración pública no esta la de velar por las lenguas?? o sea que la lengua (que es cultura) no merece consideración, por extensión hagamos lo mismo con la Historia, la Historia que se joda, que sobreviva la más popular y divertida (voto por incluir en la Historia oficial de Francia a los Tres Mosqueteros y dejar de lado esa pesadez de Napoleon III, que es reiterativo respecto a Napoleon Bonaparte) la Administración no deberia de tener entre sus prioridades que la gente conozca la historia -o sus diversos puntos de vista- sino dedicar todo ese presupuesto a cosas más utiles y empeza a quemar todos esos legajos inutiles de los museos para ir ahorrando un poco de carbon ...... Y si, estoy siendo sarcastico ....

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  20. Alan, por supuesto no: por supuestísisisísimo, que el Estado no toca pito en la Historia. Es más, cuando el Estado toca pito en la Historia, lo que tenemos no es Historia, sino propaganda.

    No es el Estado quien tiene que decidir si la Historia de Francia son las series estimadas de la producción de trigo del siglo XVIII, la vida sexual de Luis XIV o las novedas de Dumas. Son los historiadores, señores que, teóricamente, deben de hacer su trabajo en total libertad de pensamiento; aunque más verdad es que, merced a una cosa que se llama función pública y subvenciones (ambas, vaya por Dios, relacionadas con el Estado), en realidad no pocas veces escriben lo que otros quieren leer.

    Quien decide la interpretación de su pasado es el propio pueblo. Como es el propio pueblo el que decide en qué idioma quiere conjugar los verbos. El dinero público está para otras cosas.

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  21. "No es el Estado quien tiene que decidir si la Historia de Francia son las series estimadas de la producción de trigo del siglo XVIII, la vida sexual de Luis XIV o las novedas de Dumas. Son los historiadores, señores que, teóricamente, deben de hacer su trabajo en total libertad de pensamiento;"

    No, no!, me has malinterpretado, lo que yo cuestiono es si el Estado debe de gastarse uno solo de esos euros que pasan por el canutillo en subvencionar la educación de la Historia en las escuelas.

    No digo que la escriba o la dicte (propaganda), me refiero a que deberia ya de dejarse de enseñar historia como asignatura en los colegios a la de ya, no prodice dividendos futuros como la informatica o empresariales, además los alumnos pueden ya acudir a bibliotecas e internet donde encontraran estupendos libros de historia y dedicar esas horas inutiles de la asignatura de historia a Marketing empresarial, la duplicidad de gastos : enseñar historia y el gasto de los libros de historia en las bibliotecas, no tienen ningun sentido.

    "Esa función es hija de un concepto, el de lengua propia, que es un concepto, ya lo he escrito, falangista. Como el Bla es mi lengua propia yo, como Gobierno, tengo la obligación de conservalo"

    Me cuesta seriamente creer que el concepto de lengua propia y sus derivados -enseñarla, promoverla, protegerla- sea falangista, porque entonces, debo deducir que el falangismo se retrotrae a la epoca de Cristobal Colon y la conquista de America (asi como hicieron portugueses y franceses).
    Del mismo modo, echandole un vistazo al mapamundi, me cuesta trabajo encontrar un solo estado que no proteja su lengua/s, y acabemos ya de una vez con el mito de que a los estadounidenses se la sopla este tema, que parece que no recordemos la que liaron para evitar la enseñanza del español en las escuelas públicas ...

    "El dinero del contribuyente, que yo sepa, sale por un solo canuto, que son los impuestos. No hay un IVA sanitario"

    En realidad yerras. Si existe un gravamen exclusivo sobre la gasolina destinado a financiar la sanidad (parte claro). La duda que tengo es si ese dinero recaudadeo llega en algun comento donde le toca.

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  22. [regresado del puente]

    Alan, el Estado no subvenciona la enseñanza de la Historia en las escuelas. Lo que hace es ejercer una obligación pública de financiar una educación ídem, en cuyo currículo incluye la Historia.

    Y, aunque su actividad se limite a eso, ya le llega para manipular la Historia. Y mucho.

    Sobre que si el falangismo se retrotrae o no a los RRCC y a Colón, en fin, como decía Cristo, tú lo has dicho. A ver si es que ahora te vas a creer que el yugo y las flechas es un diseño de Mariscal...

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  23. Rafael1:57 p.m.

    Alan
    Imagine que res del que jo et puga comentar aprofitarà per a que medites una mica.
    Però com els teus arguments em resulten ofensius, com a professor de Història que sóc, vaig a tractar de que al menys ho intentes.

    Afirmes que:

    “No, no!, me has malinterpretado, lo que yo cuestiono es si el Estado debe de gastarse uno solo de esos euros que pasan por el canutillo en subvencionar la educación de la Historia en las escuelas.

    No digo que la escriba o la dicte (propaganda), me refiero a que deberia ya de dejarse de enseñar historia como asignatura en los colegios a la de ya, no prodice dividendos futuros como la informatica o empresariales, además los alumnos pueden ya acudir a bibliotecas e internet donde encontraran estupendos libros de historia y dedicar esas horas inutiles de la asignatura de historia a Marketing empresarial, la duplicidad de gastos : enseñar historia y el gasto de los libros de historia en las bibliotecas, no tienen ningun sentido.”


    Davant una argumentació com aquesta a mi en venen al cap dues possibilitats:

    _ Realment penses això.

    _ Creus que tota la Història que es pot aprendre serà sempre manipulació.

    Independentment de que insinues que jo me n’hauria d’anar a l’atur amb tots els meus companys, he de dir que estàs totalment equivocat.
    La Història es una part del coneixement humà absolutament necessària, precisament perque et permet saber qui eres i per què d’aquesta manera i no d’una altra. Ajuda a raonar, a ser crític i a entendre el Món. Ben assimilada ajuda a formar ciutadans. No tropa, en tal cas fracassa i amb ella el professor.
    Precisament per això resulta tan manipulable i es precís ser molt objectiu i donar alternatives i diferents visions.
    Els alumnes han de rebre saber en un sentit ample del terme per això es necessari al principi una amplia varietat de coneixements que progressivament es van especialitzant.

    Alan:
    Imagino que nada de lo que yo te pueda comentar servirá para que medites un poco.
    Pero como tus argumentos me resultan ofensivos, como profesor de Historia que soy, voy a tratar de que al menos lo intentes.
    Afirmas que (...)
    Delante de una argumentación como esta a mí me vienen a la cabeza dos posibilidaes:
    _ Realmente piensas eso.
    _ Crees que toda la Historia que se puede aprender resultará siempre manipulación.
    Independientemente de que insinuas que yo me tendría que ir al paro con todos mis compañeros he de dcirte que estás totalmente equivocado.
    La Historia es una parte del conocimiento humano absolutamente necesaria, precisamente porque te permite saber quien eres y por qué de esta manera y no de otra. Enseña a razonar, a ser crítico y a entender el Mundo. Bien asimilada ayuda a formar ciudadanos. No tropa, en tal caso fracasa y con ella el profesor.
    Precisamente por eso resulta tan manipulable y es preciso ser muy objetivo y dar alternativas y diferentes visiones.
    Los alumnos han de recibir saber en un sentido amplio del término, por eso es necesario, al principio, una amplia variedad de conocimientos que progresivamente se van especializando.

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  24. Una sola cosa para Alan:

    El doblaje al castellano o español no se financia con dinero público (excepto el de TVE), lo pagan las distribuidoras: EMPRESAS PRIVADAS, al contrario que el doblaje catalán, pagado por la Generalitat. Así que no tergiversemos más.

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  25. Anónimo4:36 p.m.

    a dia de hoy todas las mentiras de los castellanos y aragoneses estan gratis en la red,, pero hay que rebuscar entre todo el anticatalanismo que aun existe a dia de hoy,, desde que aragon aporto sus tierras al condado de Barcelona. y adopto sus armas, como blablabal esta todo por ahi buscarlo, y dejar de malmeter.. hahah

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