jueves, febrero 19, 2015

Nacht der langen Messer (10: Hitler en Munich)

Te recuerdo que antes de seguir leyendo te hemos recomendado que pases por una cabina de descompresión y te hemos contado el cabreo de Hindenburg que lo comenzó todo. Asimismo, te hemos contado el discurso de Von Papen en Marburgo, y la que montó. El relato siguió contando cómo Hitler decidió comenzar a apaciguar a las SA, y cómo Röhm se la metió doblada. Como consecuencia de todo esto, Göbels pasó a la ofensiva y se acojonó a partes iguales.

Acto seguido, te hemos contado una crucial conversación entre Hitler y el general Von Blomberg. Después ha llegado el tiempo de contarte cómo Hitler comenzó a tascar el freno, y la que se montó en Kitzingen. Después hemos pasado a contarte el secuestro de Edgar Julius Jung, y la vergonzosa reacción de su jefe.

El relato ha continuado explicándote cómo Hitler organizó la tangana desde una terraza al borde del Rhin (mientras Göbels andaba por ahí).




Cuando Alfred Wagner llamó, entre angustiado y extrañado, al teléfono que le habían dado y donde le aseguraron que hablaría con el canciller Adolf Hitler en persona, no estaba solo en su despacho. Le acompañaban Ludwig Ernst August Schneidhuber, a la sazón obergruppenführer de las SA bávaras y al tiempo prefecto de policía de Munich; así como el gruppenführer Wilhelm Schmidt, comandante de la guarnición muniquesa de la guardia de asalto. La llamada urgente que exigía de Wagner una conversación con Hitler les cogió discutiendo los aspectos organizativos de la reunión del día siguiente, esto es la reunión de Hitler con los jefes de las SA.

lunes, febrero 16, 2015

Nacht der langen Messer (9: esto ya está)

Te recuerdo que antes de seguir leyendo te hemos recomendado que pases por una cabina de descompresión y te hemos contado el cabreo de Hindenburg que lo comenzó todo. Asimismo, te hemos contado el discurso de Von Papen en Marburgo, y la que montó. El relato siguió contando cómo Hitler decidió comenzar a apaciguar a las SA, y cómo Röhm se la metió doblada. Como consecuencia de todo esto, Göbels pasó a la ofensiva y se acojonó a partes iguales.

Acto seguido, te hemos contado una crucial conversación entre Hitler y el general Von Blomberg. Después ha llegado el tiempo de contarte cómo Hitler comenzó a tascar el freno, y la que se montó en Kitzingen. Después hemos pasado a contarte el secuestro de Edgar Julius Jung, y la vergonzosa reacción de su jefe.

Hitler se sentó al borde de una de las mesas de la terraza del restaurante Las Limas que dominaba el poderoso Rhin, sin que pareciese importarle la soledad de las otras decenas de mesas completamente vacías. Tras observar cómo Bruckner desaparecía dentro del edificio, a la búsqueda de un teléfono que le permitiese conectar con Berlín, se entretuvo charlando con el dueño del restaurante. De hecho, éste diría en el futuro que fue una conversación muy casual, en la que Hitler se interesó por su familia y por la marcha del negocio, en la que el buen hombre sacó la impresión de un interlocutor tranquilo y relajado; en realidad, Adolf Hitler estaba muy lejos de responder a esa descripción.