sábado, febrero 03, 2018

Yalta (8: más Polonia)

La sesión del miércoles 7 de febrero comenzó con un gesto de buena voluntad. Un cablegrama llegado de Washington anunció que el antiguo embajador de la URSS en Washington, destinado entonces en ciudad de México, Konstantin Oumansky, había encontrado la muerte en un accidente de avión. La delegación estadounidense, además de presentar sus condolencias a Stalin, ofreció un avión estadounidense para poder repatriar los restos del embajador lo antes posible. Los soviéticos agradecieron cálidamente el gesto.

Pero eso fue todo lo bueno que tuvo el día.

miércoles, enero 31, 2018

Yalta (6: Francia como problema)

En este color también tenemos:

No pasaré del Mar Negro
Las cositas de Stalin

El lunes, 5 de febrero, comenzó realmente la conferencia de Yalta. En dicha fecha se produjeron tres reuniones. A primera hora, los ministros de Asuntos Exteriores desayunaron juntos; a mediodía, en el palacio Yusupov, como en realidad se llamaba la villa Koreis, se celebró una reunión tripartita de jefes de Estado Mayor, obviamente con temática meramente militar; y, finalmente, a las cuatro de la tarde comenzó la reunión plenaria. Cada delegación celebró también reuniones internas, y estadounidenses y británicos también se reunieron entre ellos en algunas ocasiones.

lunes, enero 29, 2018

Lo militar

El rey Juan Carlos de Borbón esperó apenas 48 horas desde la muerte del general Francisco Franco para dirigirle su primer discurso a las Fuerzas Armadas. Sabía lo que hacía o, más bien, lo que debía hacer. Yerran notablemente quienes califican a la de Franco de dictadura fascista pues lo que fue, fundamentalmente, fue una dictadura militar. El régimen de Franco se basaba fundamentalmente en el poder y en las prebendas de la clase militar. Durante el franquismo había militares en los consejos de administración, en los escalones de poder de los ministerios, en las instituciones de la sociedad civil y, por supuesto, embebidos en el partido y en el sindicado únicos. Si verdaderamente España se iba a convertir en una democracia, todo eso tendría que cambiar. A favor del cambio se encontraba el hecho de que el Ejército estaba, y está, acostumbrado a respetar la disciplina. En contra se encontraba el dato de que casi todo el Ejército español, en 1975, cuando menos hasta el rango de coronel, estaba ocupado de forma casi exclusiva por veteranos de la guerra civil o de la inmediata posguerra, la inmensa mayoría fieles a Franco; pero, no se olvide, no sólo a la persona de Franco, sino también al régimen de cosas que había propiciado y protegido.

No estaba fácil la cosa.